domingo, 16 de octubre de 2011

Welcome Ghana

Una vez llegados al aeropuerto en Ghana tras seis largas horas de vuelo nos tocó esperar otra hora más para poder demostrar que entrabamos legalmente al país, al fin conocimos a nuestros nuevos hermanos que para nuestra grata sorpresa eran españoles.

Una vez presentados nos dirigimos a la residencia marista en Accra (apuntar que fuimos muy bien recibidos por todos los hermanos que habitaban en la casa) para pasar la noche y así poder descansar para afrontar el duro viaje que nos esperaba al día siguiente camino de Kumasi.

Al día siguiente tras desayunar nos encaminamos a la embajada española para quedar registrados por si pasase cualquier problema en nuestra estancia. Tras una hora larga en la embajada nos pusimos rumbo Kumasi.
El viaje fue épico, inimaginable, inigualable, incluso nos atreveríamos a decir que indescriptible, a momentos llegamos a temer por nuestras vidas, pero lo vamos a intentar…
Ya estábamos enterados de la dureza del camino en nuestro microbús marista personal, íbamos 8 personas más el conductor (que está contratado por los maristas) que por cierto, gracias a él llegamos antes a Kumasi de lo previsto porque adelantábamos a camiones, autobuses y coches como si nada, parecía el Dakar, nunca hemos visto un conductor tan loco pero tan bueno al volante.
Pasamos otras seis horas mucho más interminables que las del avión ya que ese fue el tiempo empleado para recorrer tan solo 230 kilómetros, nos podía parecer imposible pero cuando vimos las condiciones de la carretera nos dimos cuenta de que era totalmente entendible, eran 35 kilómetros de camino impracticable con grandes hoyos por todas partes, el resto tampoco era mucho mejor alternando tramos de alquitrán malo con tramos de tierra mala. A medio camino realizamos una parada para comer, y aquí fue donde comenzamos a probar la comida ghanesa realmente con su picante inconfundible. Quedamos sorprendidos al ver a la gente comiendo incluso sopa con las manos en el restaurante, no usan nunca cubiertos!
Una vez en Kumasi vimos nuestra nueva casa (quedamos impresionados, es preciosa, enorme y las habitaciones tienen hasta su propio vestidor) y conocimos a la gente que convivirá con nosotros durante estos 2 meses (todos ellos muy amables y siempre atentos para nuestro bienestar). La primera noche en la casa fue bastante tranquila, Edu y David no tuvieron problemas de mosquitos en sus cuartos y descansaron plácidamente, en cambio, Dani estuvo peleándose con uno toda la noche con lo que a la mañana siguiente su cara era un poema.
A la mañana siguiente, madrugamos, desayunamos y nos dispusimos a viajar en un taxi que por cierto, íbamos montados cinco personas más el conductor, al centro Kumasi, (otra aventura en taxi y dando gracias a dios de las ganas que tiene de que nos mantengamos vivos), que habíamos quedado con las chicas para hacer algo de turismo por el mercado más grande de África del oeste. Es un mercado impresionante, una locura de muchos metros cuadrados y  comercios, gente, barro y vía de tren de por medio. Subiremos una foto para que veáis como está el tema aquí. Si ya algunos mercados de los domingos en España son un poco caos, esto ya es otra historia, otro mundo. Hicimos  algunas compras, regateamos un poco y oímos la famosa palabra que nos perseguirá e irá detrás de nosotros en nuestra aventura: Obroni. Significa blanco en el idioma nativo en Ghana.  Todos nos miran, muchos nos saludan y se paran a hablar con nosotros y preguntar de donde somos. Su inglés es muy básico, asi que entenderles a veces es difícil y hacernos entender también. A la hora de comer fuimos a un bar llamado Badoos bazar, donde toda la gente era extranjera. Habían indios, chinos, alemanes y por supuesto españoles, nosotros. La comida estaba bastante bien, pedimos pollo y/o carne con arroz. Aquí conocimos una bebida típica de aquí que se llama Alvaro. Es una bebida que la podríamos definir como zumo con gas. Es bastante refrescante.
De 4 a 6 no hicimos otra cosa que ir a ver, por supuesto, al Real Madrid F.C. en el Vienna City.
Tras despedirnos de las chicas cogimos un taxi para la vuelta a casa con un conductor muy peculiar. Esta vez no fuimos 5 sino 6 más el conductor ya que vino un amigo de Rosa y Juan (las personas que nos recogieron en el aeropuerto) llamado Federic, un profesor del colegio que se encarga del tema del deporte en nuestro colegio.
De vuelta a casa y en un atasco como los de Madrid en la M-40 el taxista en una cuesta abajo se quedo dormido y le dio un golpe al coche que estaba delante de nosotros, el conductor del coche al que golpeamos se bajo para echar la bronca pero al ver que el nuestro estaba dormido paso del tema! Al fin tras una hora de camino y como siempre que montamos en choche dando gracias a Dios llegamos al colegio. Cenamos arroz para variar y nos fuimos a la cama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario